sábado, 9 de enero de 2010

Y colorín colorado...



“Desperté. Estaba atado de pies y manos, sentado en una silla ubicada en una sala a oscuras, tan solo un foco potente alumbraba mi ubicación, patidifuso y desconcertado a la vez, no sabía bien donde me encontraba, de repente oí unos pasos a mi espalda, intenté voltearme pero mi situación no me lo permitía. Pregunté con voz rota… <¿qué me estás haciendo?... ¿qué he hecho?... ¿quién eres?>. Noté como una gota de sangre se desprendía de mi nariz e iba a parar a la pernera del pantalón, supe que había tenido un accidente y que por eso andaba desubicado. Lo último que recuerdo es que iba por la carretera general sólo en mi coche de camino a casa de unos amigos, a través del retrovisor interior noté que otro vehículo me perseguía, después de 3 minutos de tira y afloja, arremetió contra mi..
De repente una voz grave me respondió… <¿aún no sabes quién soy?>, la verdad es que la voz me resultaba familiar, pero no estaba yo en la tesitura de ponerme a reflexionar sobre la gente que había conocido a lo largo de aquel último año, así que respondí Oí un disparo y acto seguido mi vida pasó por delante de mis ojos, descubrí que cosas que para mí carecían de importancia habían hecho feliz a mucha gente. “La película de mi vida” ponía atención a esos pequeños detalles y pasaba por alto las grandes proezas (o al menos lo que yo consideraba como tal) entendí que la vida y la felicidad se forma a base de pequeñas cosas, nimiedades para muchos, conocidos para otros, y desperté.

Pasé de la oscuridad absoluta a una luz cegadora, aquello no era el fin, sino que me encontraba en una habitación, tumbado en una cama.
Supuse que era un hospital, el cual no me sonaba. Todo aquello era nuevo para mí, no entendía nada de lo que había pasado, y eso me aterraba. Examiné la habitación hasta que topé con una persona.

A mi lado tenía una chica que no conocía, aún así, al ver su cara, respiré aliviado, como si acabara de salir del agua después de estar unos minutos sin respirar. Su expresión me inspiró confianza, a la vez que la mía le produjo alegría, ella sonreía, estaba seguro de haber vuelto a nacer.



FIN


En la historia probablemente han salido valores tales como el aprendizaje que tiene el ser humano a lo largo de la vida y el paralelismo con el momento de nacer, de empezar desde cero.

Ayuda a integrarse en la trama la problematización de la misma, y en cuanto al aspecto emocional, se ve reflejado en la responsabilidad y consecuencia de las acciones a las que se ve sometido el protagonista, que pueden ser justas o injustas (por el final, probablemente sean injustas) Esto hace que el espectador o lector tenga una percepción alterada de esa realidad movediza.

Al igual que en la última entrada "Érase una vez.." que trataba sobre el principio de una historia, en esta he utilizado también macrorelatos humanos. en este caso he decidido llevar a cabo la integración del lector/espectador/receptor mediante temas tan importantes como la vida y la muerte.

A diferencia de la última entrada al blog, he intentado jugar un poco con la descentralización del espacio, el tiempo y los personajes, con la finalidad de crear una incertidumbre en el receptor y una desubicación temporal, así creo que el receptor está mucho más cerca del narrador/protagonista, ya que anda tan perdido como él con los sucesos acontecidos.

Quizá la entrada anterior era algo mucho más común, que podía haber pasado probabilísticamente a mucha más gente, sin embargo, el final despues de una trama es mucho más limitado, poca gente se ha visto en esa tesitura, sin embargo se puede llegar a identificar el receptor tanto con el principio de la otra historia como con el final de ésta. La finalidad sigue siendo despertar o mantener la intriga, atención o interés del receptor.

Es un final posiblemente abierto.

Saludos

Dani

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